sábado, 20 de febrero de 2010

Libros piratas en el Perú

En las distintas esferas de la sociedad peruana, el consumo de libros piratas ha generado puntos de vista opuestos. Las personas que pertenecen a la llamada “clase alta” (personas de buena condición económica) argumentan que tal actividad es perjudicial tanto para el autor como para las empresas editoras y por ende, para la sociedad. Además consideran que esta actividad va contra la moral ya que al consumir piratería no se tienen en cuenta las consecuencias mencionadas. Por otra parte, las personas pertenecientes al llamado “sector popular” (clase media o baja) consideran que el consumo de la piratería de libros es necesario porque les permite acceder a libros indispensables para su desarrollo intelectual o cultural. Estas dos ideas opuestas generan una pregunta que merece meditarse ¿Es el consumo de libros piratas un problema de moral o un problema de economía?

Es necesario mencionar que el acto de vender copias de libros sin previa autorización y beneficiarse de ello (piratear libros) es considerado y reconocido como un acto ilegal por ambas esferas. Por eso, lo que se pone en debate en este articulo es el consumo mas no el acto de hacer piratería.

La incógnita planteada sobre si el consumo de libros piratas es de carácter moral o económico obliga a establecer un marco teórico que ayudará, en lo posible, a plantear respuestas. Este marco está definido desde el punto de vista de la ética y su paradigma del bien común. Este paradigma nos plantea el desarrollo y el respeto de un sistema de valores establecidos y pertenecientes a una comunidad (en este caso Perú) para lograr lo que el paradigma llama la mejor manera de vivir (la vida buena). Entiéndase valores como parte de la moral según su definición.

En el Perú, existe un sistema de valores bastante complejo. Como se sabe, la diversidad de culturas, costumbres, niveles de educación y de economías reflejan diferentes maneras de concebir ciertos valores. Por lo tanto, para centrar más la cuestión, se evaluará la percepción de la moral y el concepto que cada arista mencionada al inicio (la clase alta y el sector popular) tiene sobre el consumo de libros piratas.

Comúnmente, suele afirmarse que las personas pertenecientes a los grupos de nivel económico alto tienen una mayor conciencia sobre la moral. Esto, debido a que se asume que un elevado poder adquisitivo permite una mejor educación y conocimiento de las cosas y en las que se incluye a la moral.

Pareciese que dicho razonamiento fuese correcto si se considera que dichas personas (las de clase alta) afirman que el consumo de libros pirata es un acto que va contra la moral. Ellos identifican las consecuencias negativas para con el autor y las empresas editoras. Interpretan tal acto como negativo para el crecimiento de la sociedad, que no cumple con los sistemas de valores establecidos y por lo tanto, no ayuda para nada a conseguir el bien común. Es posible que logren esta conclusión, porque, el entorno en el que desarrollan sus actividades (empresas, negocios, corporaciones, etc.) se maneja bajo ciertas conductas morales que permiten el desarrollo armónico y la prosperidad de la vida de cada individuo, que cultivando y desarrollando los sistemas de valores establecidos, lograrán una vida buena. Además de esto, afirman que los consumidores de libros piratas no diferencian un libro original de uno pirata por el mismo motivo (desconocimiento del sistema de valores) de no conocer valores fundamentales como el respeto al trabajo intelectual de otros (derechos de autor).



Por otro lado, se afirma que los individuos pertenecientes al grupo de un nivel económico bajo (el sector popular) no tienen una noción muy clara sobre la moral (el sistema de valores establecido). Se afirma que estos no pueden acceder a una educación adecuada por lo que no pueden determinar con exactitud que es un acto moral y que es un acto inmoral. Este motivo influye en el consumo de libros piratas ya que no son concientes de las consecuencias.

Resulta difícil confirmar la exactitud o veracidad del argumento anterior. Puesto que, de cierta forma, es correcto afirmar que un nivel económico bajo puede limitar el acceso a la educación. Sin embargo, si se ubica tal planteamiento en el contexto del consumo de libros piratas, podrá reconocerse que los que realizan dicho consumo son personas con gran apetito de conocimiento. Estas personas han conseguido, con esfuerzo y dedicación, acceder a algún tipo educación. Estas personas creen, y están convencidas, de que solo la educación los podrá guiar a un nivel de vida más reconfortable. Sin duda, esto implica largas horas de dedicación al estudio y a la lectura de muchos libros de cualquier tipo (científicos, literarios, ciencias humanas, etc.).

Ahora bien, podría afirmarse el hecho de que, al lograr acceder a una educación el individuo de escasos recursos económicos llega a entender mejor lo que es un acto moral. Empero, se debe hacer hincapié en la predisposición del individuo. La predisposición de educarse o instruirse reafirma en él una moral que ya existe en su vida; es decir, conoce, al menos de manera elemental, parte de este sistema de valores y que su aplicación podrá ayudarlo a conseguir la vida buena.

Lo expresado se concreta cuando se escucha de forma común entre el sector popular, que la piratería de libros es un “mal necesario” que provoca el consumo de la misma. Entonces, es posible deducir de esta afirmación, que reconocen en el acto de consumir libros piratas, cierto grado de inmoralidad o falta de valores (deshonesto) ya que usan la palabra “mal”. Se nota entonces, que el individuo reconoce lo moral y lo inmoral. Pero, ¿Por qué aun así consumen? Podría atribuirse tal hecho a que estos individuos no pertenecen o no están acostumbrados a vivir en un entorno donde las grandes empresas y negocios importantes se manejan bajo ciertas políticas de moral; sino que, el círculo al que pertenecen se sostiene de necesidades muy básicas y vitales para subsistir. Esto provocaría cierta “distracción” del individuo en relación a las consecuencias que el consumo de libros piratas genera.

Como se puede ver hasta aquí, los individuos que pertenecen al sector popular y que consumen libros piratas tienen cierto grado de conocimiento o valor moral. La intensión de comprar un libro para fines educativos o culturales refleja valores considerados más que elogiables. Esto los diferencia claramente del grupo que consume otro tipo de piraterías como la música o el cine por ejemplo que no son tan necesarias para el crecimiento cultural o intelectual. El consumo de estos productos implica otro contexto al que no se hace referencia en este artículo. Pero deja en claro cual es la diferencia dentro del sector popular entre los que consumen libros piratas y otros que consumen diferentes “productos pirateados”.

Entonces, es necesario hacer un paréntesis para evaluar las apreciaciones que cada uno de los sectores tienen sobre los libros originales y los piratas. Para tal fin se han recogido algunas versiones ocasionales de diferentes partes y sectores. El resultado arrojó muchas coincidencias. Muchos aseguraban que un libro original es mucho mejor que un pirata por la calidad de su impresión y de sus imágenes (en el caso de los libros científicos o culturales); también, coincidían en que un libro original asegura la integridad del mismo, puesto que son más resistentes que los piratas ya que su empastado es de forma artesanal; agregan además, que con un libro original es imposible que algunas hojas sean ilegibles o simplemente no se encuentren como ocurre a menudo con los libros piratas esto le da énfasis a la parte más importante de un libro que viene a ser su contenido. Como se observa, las apreciaciones para con los libros originales dentro del mundo de los lectores es la misma en ambos sectores de la sociedad (altos y bajos). Por lo tanto, esta claro que el consumo de libros piratas no es causado por un problema moral.

Jack Martínez, escritor de la revista virtual “El Hablador” (http://www.elhablador.com/pirata1.htm), trata el tema de la piratería de libros y hace alusión al consumidor cuando en una parte del articulo menciona: “La diferencia económica entre el libro pirata y el original se convierte en uno de los motivos principales que sostiene la existencia del mercado de libros informales. Los consumidores no toman en cuenta la diferencia real (material) entre el libro original y el pirateado”. Por lo que se ha visto hasta ahora, esta expresión podría resultar una contradicción, pues se ha demarcado los conocimientos de la moral en los individuos y se ha visto también, que las apreciaciones hacia los libros originales son coincidentes por los mismos. Pero se puede recoger lo que dice en la primera parte de la cita sobre la diferencia económica y realizar una evaluación.

En el mismo articulo, Jack Martínez recoge el testimonio del escritor Oswaldo Reynoso, autor del libro “Los Inocentes”, quien dice:” Cuando me enteré que algunos de mis libros habían sido pirateados, resolví “autopiratearme”. Ofrezco (ofreciendo), pues, libros bien editados y a precios a veces más bajos que los ilegales. El resultado ha sido favorable. Han desaparecido mis libros del mercado de piratas y he acrecentado las ventas que por lo general hago con el lema: del autor al lector”. Esta aseveración por parte del escritor complementa claramente lo que se menciona sobre el consumidor en el aspecto moral. El asunto pasa por un problema económico.

En la realidad peruana, existen muchas familias en estado de pobreza. La falta de oportunidades para quienes no pudieron concretar un estudio se hace cada vez más común; esto hace que sus integrantes traten de desarrollarse bajo el “día a día” y cubriendo necesidades básicas. Sin embargo, este hecho no los reprime ni les quita la idea de conseguir un mejor porvenir; ya sea para ellos o para sus descendientes por quienes se preocupan en mostrarles cual es el sistema de valores que deben usar para que logren el bien común o la vida buena; y también, en entregarles los estudios que lo conviertan en una persona “superior a ellos”. Esta última entrega (la educación) es posible gracias a un desmesurado esfuerzo por parte de todos los integrantes de la familia; quienes tienen que hacer uso de todo lo que este a su alcance.

En relación al consumo de libros piratas, lo descrito genera un conflicto moral ya que, la precaria situación o lo necesitado de la situación no le deja muchas alternativas (“¿un libro original o mis pasajes de todo el mes para ir a estudiar?”). El consumo de la piratería implica una “obligación” para quienes les ha tocado salir de lo mas profundo económicamente hablando.